jueves, 17 de marzo de 2011

The Times They Are a Changin...

Que placer tan grande y tan mundano que es un licuado de bananas, tomándolo en Buenos Aires a la noche, en el hogar tranquilo luego de una jornada agotadora, en la paz que reina a estas altas horas, y hablando conmigo mismo…
Volviendo al tema original de hoy y alejándome de los placeres culinarios, hoy quiero hablar de la nostalgia. La nostalgia… tenemos un largo historial los argentinos con eso, desde las letras de la música rioplatense, el folclore del interior, nuestras películas que tanto nos enorgullecen dirigidas por Campanella, los clubes del Torino, del Ford Falcon, del Fiat 600 y del Siam di Tella… Los partidos tradicionales y los progres con barba y pipa que hablan de su “juventud”. Nos encanta la ropa vintage, la ropa setentona, somos mas fanáticos de los Stones y de los Beatles que los mismos británicos o norteamericanos (en proporción). Buenos Aires es el calor con humedad en verano que invita a salir a caminar por las calles solo a reencontrarse con el viejo barrio, las esquinas con sus historias de secundario y viejos amores; Buenos Aires es una tarde de lluvia, bajándose de un taxi color Clemente, yendo a una confitería a compartir café, la mirada áspera, vieja y desgastada del gallego que trabaja detrás de esa barra desde hace cuarenta años, las gastadas de un tachero hincha de River, las miradas desconfiadas de una pareja de trampa, la ñata contra el vidrio… Todo eso es Buenos Aires. Esta ciudad respira y transpira nostalgia.
¿Pero qué es la nostalgia? La nostalgia es la herida que no cierra y sangra luego del cambio. La nostalgia es el capricho de no entender el curso natural de las cosas. Es el espasmo que sufrimos luego de la violencia que produce un movimiento que impide el reposo cotidiano de las cosas. Y la vida se la pasa moviendo las cosas cotidianas, pero todo se mueve, no te das cuenta como cuando estas arriba de un tren adentro y crees que no te estas moviendo, pero si, todo depende de cómo lo veas, es relativo, eso si, al cabo de un tiempo estarás en otra estación y esta en vos darte cuenta o que te den cuenta de ello a la fuerza, o quizás ese tren choque, esas son las situaciones difíciles, la muerte, la desesperación, la vergüenza, etc. El cambio es a la larga o la corta, crecer. Porque aunque equivoquemos el camino, aprendemos del fracaso y eso nos conduce a su vez a otro cambio. A veces el cambio también es producto del esfuerzo, de la constancia, y son las situaciones de mayor goce. Algunas otras, el cambio para muchas personas, es un modo de vida. La naturaleza es cambiante, todo es cambiante, el mundo esta hecho para cambiar. No podes bañarte en el mismo río dos veces. Es hora de que nos empecemos a amigar con el cambio. Creo que debemos comprender, que el cambio es el curso natural de las cosas. Confiemos en lo que creemos, pero seamos imparciales para juzgar nuestras creencias. Nuestra capacidad para crecer, va a depender siempre de nuestra capacidad para ser flexibles al cambio.
¿Si soy nostálgico? Y obvio, ¿o acaso nací en Tokyo? Soy un fundamentalista de los Beatles y amo los clubes de barrio con estadios chicos ocupando manzanas en plena Capital Federal. Amo mi Renault 19 y espero que mis padres sigan invirtiendo amor y dinero en ese auto.
Pero que se le va a hacer, en cuestiones de sentimiento no hay esfuerzo racional que valga. Algún día Paul McCartney dirá adiós a los recitales y mirará las flores crecer desde abajo; algún jeque árabe comprará el club Argentinos Jrs y traerá a Messi a jugar a la cancha y la mitad del plantel serán jugadores negros estrellas; y mi Renault 19 será vendido al mejor postor. Ahí el tren chocará, y aprenderé a la fuerza, que como dijo Bob Dylan: “The Times They Are a Changin’”…


3 comentarios:

  1. hablando del licuado pienso (sentando en el inodoro a las 12:05 de la noche) que mal me siento del estomago y vos le estas entrando a un licuado de banana
    esperemos que tus viejos sigan manteniendote el "tutu" que sino ESTAMOS al horno.

    y sin mas que mas nostalgia que esta cancion del polaco

    "Café La Humedad, billar y reunión...
    Sábado con trampas... ¡Qué linda función!
    Yo solamente necesito agradecerte
    la enseñanza de tus noches
    que me alejan de la muerte.
    Café La Humedad, billar y reunión...
    Sábado con trampas. ¡Qué linda función!
    Yo simplemente te agradezco las poesías
    que la escuela de tus noches
    le enseñaron a mis días."

    deberias hablar de Cacho en algun Post
    abrazo cabezon

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  2. Gonzalo, hola!
    Desde la otra punta del continente, una argentina que está soñando con volverse al pago, porque como decís, somos terriblemente nostálgicos.
    La verdad, leía tu Post y no dejaba de sorprenderme la similitud con un artículo que estoy escribiendo sobre los aspectos numerológicos de Argentina (si, si, nada que ver con lo tuyo, ya sé...). Pero es que me causó tanta sorpresa ver que vos resumiste tan bien lo que a mí me lleva palabras y palabras, y explicaciones sobre los números que nos llevan a la nostalgia con nuestro aferrarnos emocionalmente a los símbolos que nos representan, y el aprendizaje que debemos hacer los argentinos, adaptarnos, ser flexibles y aceptar que las cosas cambian...
    Te juro, copiaría y pegaría tu post en mi página, me ahorraría mucho tiempo.
    Tranquilo!, no lo voy a hacer, pero algún párrafo me podrías prestar, como ejemplo de que lo que digo, es cierto! ja ja.
    Me encantó tu Blog, al que llegué, como alpedeando, de casualidad. Pero nada es casual! ja ja, ahora sé que mi estudio es válido!
    Te mando un abrazo, y voy a seguir recorriendo tus publicaciones...

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  3. Karina, bienvenida a mi blog! Estaba en el colectivo viniendo de la universidad, cuando lei tu comentario. Me emociona que alguien haya leido algunos de mis post, no siendo de mi circulo, y se haya conectado emocionalmente. Al fin y al cabo, uno no solo escribe para regocijo de uno sino tambien para comunicar una sensibilidad, un mensaje. Cómo me ubicaste? Dónde estas viviendo? Supongo que en EEUU o Canada, por como empezaste el comentario.
    Te mando un saludo. Y seguiré escribiendo.

    PD: Te presto el párrafo de los cambios.

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